Marinés Suares, psicóloga, docente y mediadora reconocida a nivel internacional, estuvo en la ciudad de Posadas el pasado fin de semana para dar cierre al curso online de Especialización en Mediación Familiar que inició en octubre de 2018. Este encuentro presencial de dos días, realizado en las instalaciones del Centro Judicial de Mediación, culminó con la exposición de los trabajos grupales, una charla con la docente y la entrega de diplomas a 35 mediadores, ahora especializados en mediación familiar.

Al finalizar la jornada, Marinés Suares distinguió de este curso el nivel de formación y de experiencia de los alumnos: “Al tratarse sobre el Nuevo Código Civil, se hizo sumamente interesante, porque las cosas que decían no fueron copiar y pegar del Código, sino bajarlo a ejemplos de su vida como mediadores, y ahí se ve el nivel de preparación”. Asimismo, ponderó la organización del CeJuMe, que posibilita que los mediadores “trabajen en condiciones excepcionales, muy buenas para mediar”; lo cual, según comentó, se hizo ver en el  resultado de este curso.

A continuación, tuvimos la posibilidad de charlar con Marinés Suares acerca de la temática de la capacitación:

-¿Qué es lo que distingue a la mediación familiar con respecto a otros tipos de mediación?

- Para mí, la mediación familiar es la más importante, porque el contexto de la familia es lo que forma y crea a los chicos. Generalmente, la mayor parte de estas mediaciones tienen que ver con divorcios. Cómo se transita un divorcio y cuáles son los acuerdos que se hagan, tiene que ver con el bienestar de los chicos y su crecimiento, indiscutiblemente. Pero también de los grandes, porque terminar una relación es una situación dolorosa en la gran mayoría de los casos. Sin embargo, una cosa es terminarla bien, y otra cosa es terminarla con agresiones, insultos y violencia. Entonces, la mediación familiar para mí es muy importante porque ayuda a hacer más fácil, más digerible, la situación del divorcio.

 

- Estás de acuerdo con la participación de los hijos en la resolución de los conflictos familiares. Pero, ¿cuáles serían los límites de esa participación? Por ejemplo, puede pasar que los padres metan a los hijos en el medio del conflicto y no resulte positivo.

- No, es muy negativo. Casualmente, el hacer una entrevista a los chicos, como parte de la mediación, es para sacarlos de este lugar que nosotros los psicólogos decimos triangulado: metidos como si fuesen el otro vértice del triángulo. Y más, teniendo en cuenta que en una situación de divorcio, los padres no tienen neuronas para dedicarles a los hijos. Y no porque sean malos padres, sino porque cuando uno vive un problema, la cabeza está todo el día pensando en eso, y los chicos quedan desatendidos, aun en las mejores familias.

El que el chico vaya a mediación es brindarle un contexto para que diga qué le está pasando y qué quiere para el futuro. Qué necesita, qué le preocupa y qué desea, son las tres grandes preguntas. No es para meterlo como testigo, ni para que me dé información real sobre lo que está pasando en la casa. El objetivo de hacer una entrevista con los chicos es para darles un lugar en el que puedan expresarse.

 

"Muchas veces el mediador hace de puente

para que los padres se den cuenta

qué es lo que les está pasando a los hijos"

 

En lo que definitivamente no hay que meter a los hijos, tengan 20 o 40 años, es en el conflicto de la pareja. Sin embargo, en los conflictos como padres -como a qué colegio van a ir, si se van a mudar, si hacen deportes, si pueden manejar el auto- los hijos pueden opinar. Eso no quiere decir que se haga lo que ellos quieran, porque sería subvertir las jerarquías y pedirles a los chicos, que no tienen la maduración necesaria, que tomen decisiones para las cuales que no están preparados, porque los padres no se animan a tomarlas.

Por eso, desde mi perspectiva, las decisiones son de los padres, y en mediación, los chicos están para ser oídos. Muchas veces el mediador hace de puente para que los padres se den cuenta qué es lo que les está pasando a los hijos, y después lo agradecen muchísimo. Pero, normalmente no se los ve en mediación porque se piensa que se los va a dañar. Sin embargo, ellos escuchan y saben todo lo que pasa en la casa, y hay muchas cosas que, precisamente por su falta de madurez, no las pueden organizar, y a veces se angustian y crean preocupaciones que no son ciertas, como: “¿voy a perder a mi papá si se divorcian?”.

 

- Ahí hay un límite muy fino entre la mediación familiar y la terapia familiar…

- Los mediadores hacen mediación, pero la mediación tiene efectos terapéuticos en muchos casos. Sin embargo, no es nuestro objetivo. Como yo soy terapeuta y mediadora, sé cuando estoy haciendo terapia, cuyo objetivo es producir una transformación en algún aspecto de la vida familiar. Como mediadora, lo que intento hacer es que lleguen a un acuerdo que a ellos les venga bien.

Por supuesto, cuando uno hace un acuerdo y venían viviendo una situación de conflicto, esto es sanador. Pero si no lo es no importa, porque el objetivo principal es que puedan hacer un proyecto de vida común a pesar de estar separados. Una vez que uno forma una familia, la familia se transforma pero nunca se termina. El divorcio no termina la familia, el divorcio la transforma: ¿cómo van a vivir ahora?, ¿cómo se va a festejar navidad ahora?, ¿a qué casa van a ir en noche buena?

 

"No es malo tener una familia ensamblada,

quizás es lo mejor que te puede pasar"

 

- ¿Qué nuevos conflictos surgen a partir de estas nuevas configuraciones familiares?

- Yo diría que surgen nuevos conflictos pero también surgen nuevas cosas muy positivas. Cuando la familia logra armarse como una familia y reacomodarse a esta nueva realidad, las cosas funcionan. Yo, por ejemplo, tengo una familia ensamblada, y uno de los hijos de mi marido ha sido mi apoyo incondicional, y mis niestrastros siguen viniendo a visitarme a mi casa a pesar de que hace seis años que falleció mi marido. Yo sigo siendo la abuela de ellos.

O sea no es malo tener una familia ensamblada, quizás es lo mejor que te puede pasar. Mi marido se enferma y tengo el apoyo, aparte de mis hijos, de mi hijastro, de mi nuerastra y de mis nietastros. O sea, también son fuente de apoyo. Por eso hay que mirar también todas las cosas buenas que tiene esto de tener una familia mas grande.

 

- En estos casos, las herramientas de la mediación podrían enseñar a abordar de otra manera también las situaciones conflictivas cotidianas…

- Para mí muchas veces una mediación es una clase práctica de negociación. O sea yo les estoy enseñando a negociar de otra forma. Y cuando aprenden a negociar de otra forma, aunque no tengan los términos técnicos, hacen las cosas diferentes, porque es un aprendizaje. O sea hay aprendizaje y hay terapia, aunque estos no sean los objetivos. Lo que me interesa es que ellos puedan negociar y encontrar una solución que les venga bien. Si aprenden, y si encima esto les surge como una cuestión sanadora y terapéutica, fantástico.

 

"A vos te enseñaron a hablar tus padres,

te enseñaron a escribir en la escuela,

te enseñaron a leer.

¿Alguien te enseñó a escuchar?"

 

- ¿Cuáles te parece que son los principales problemas de comunicación que se ven en las mediaciones?

- La gente no se escucha. A vos te enseñaron a hablar tus padres, te enseñaron a escribir en la escuela, te enseñaron a leer. ¿Alguien te enseñó a escuchar? Si uno ve los programas de televisión, si uno ve a la gente por la calle, el gran problema para mi es que la gente no se escucha. Y esto creo que es una de las cosas en que los mediadores somos muy buenos: tenemos muy buenas orejas, escuchamos muy bien. Y eso es un aprendizaje muy importante que da la mediación.

 

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