¿Cómo se desarrolla el procedimiento de mediación en casos de jóvenes en conflicto con la ley penal?, ¿de qué se trata este enfoque y qué diferencias supone con el proceso penal tradicional? 


La mediación en causas de jóvenes en conflicto con la ley penal comenzó a aplicarse en 2020 como prueba piloto en nuestra provincia. Ante el aumento de la demanda, hoy el Centro Judicial de Mediación (CeJuMe) está conformando un grupo de mediadores orientados al abordaje de estos casos

La mediación penal es un procedimiento que forma parte de la justicia restaurativa: una perspectiva que, en lugar de enfocarse en el castigo al culpable, se centra en la reparación del daño a la víctima y el arrepentimiento del ofensor. Dentro del paradigma restaurativo, la mediación penal en casos de adolescentes ha cobrado especial relevancia dadas las posibilidades de influir de manera positiva en la modificación de conductas y evitar de esa manera la reincidencia en el delito.

                Desde que comenzó a aplicarse esta metodología en nuestra provincia, a partir de la autorización de Superior Tribunal de Justicia, se han logrado acuerdos en seis casos, sobre un total de ocho mediaciones realizadas. Este procedimiento se puede aplicar en causas por delitos menores como robo, hurto, amenazas y lesiones leves, para evitar que la judicialización se prolongue en el tiempo y culminar con un acuerdo reparador en lugar de una condena.

                En la última experiencia, en la que intervinieron las Dras. Silvina Barreyro y Natalia Mangold, abogadas mediadoras del CeJuMe, se llegó a un acuerdo total entre las partes en una sola reunión de mediación luego de tres años de judicialización. La causa, iniciada en 2020 por robo contra un menor de 16 años, fue derivada este año a mediación por la Dra. Liliam Belloni, a cargo de la Defensoría en lo Correccional y de Menores N°1. Durante la reunión el menor pudo disculparse con su vecino víctima del robo y propuso, como retribución, realizar tareas de mantenimiento en la casa damnificado durante tres meses. El cumplimiento de lo acordado será evaluado en una última etapa de acompañamiento realizada por el CeJuMe.  

                “Este caso no tenía sentido que esté dentro del sistema judicial, y la sentencia iba a afectar la relación que ya estaba compuesta”, comentó la Dra. Barreyro. Además, las mediadoras destacaron la buena predisposición de todos los que participaron, en especial de la Dra. Silvia Giménez, que actuó como abogada pro bono, asesorando de manera gratuita al requerido. Al finalizar la mediación, comentó la Dra. Mangold, “lo más impactante fue que, más allá de las disculpas, el damnificado le dijo al chico: ´cuando vayas yo te voy a estar esperando con un tere´”.

                La mediación penal busca reforzar ese sentido de comunidad, de construcción y reparación del lazo social, promoviendo en los jóvenes la construcción de una ciudadanía responsable de sus actos y empática con el otro. Por ejemplo, en otro caso de robo contra un menor con problemas de adicción, la damnificada le propuso realizar tareas comunitarias en el club de su barrio, y de esa manera el chico pudo reinsertarse en el ámbito deportivo de donde se había alejado.

                “La idea es que no se queden con la etiqueta de que son ladrones, con el estigma del delincuente”, explicaron las mediadoras. Para lograr la rehabilitación del ofensor y evitar que reincida en el delito, se intenta abordar el conflicto de manera integral. En muchas ocasiones se incluye en el proceso a personas vinculadas al entorno, como familiares, docentes, directivos de clubes, referentes del barrio, instituciones públicas, etc. También se suele proponer, como forma de reparar el daño a la comunidad, la realización de servicios vecinales o comunitarios. 

                Al dar protagonismo a las personas involucradas, a través de la mediación penal es posible dar respuesta a los damnificados teniendo en cuenta sus propias necesidades de reparación. Esto permite que la resolución final sea satisfactoria. En lugar de esperar sentencias que podrían dejar disconformes a ambas partes, se trabaja con la lógica del “ganar-ganar”: buscar acuerdos que resulten beneficiosos para todos.

                Dado que el ámbito penal requiere una intervención diferente a las habituales, mayormente referidas a temas de familia, desde el CeJuMe se está conformando un equipo de mediadores dedicado al abordaje de estos casos. Las Dras. María Ferber y Mariana tejedor, actualmente jueza y secretaria del Juzgado de Paz N° 2 de Oberá, participaron como mediadoras en los inicios de la prueba piloto. Recientemente se ha ampliado el número de mediadores que han abordado estos casos: las Dras. Silvina Barreyro, Natalia Mangold, Ana María Méndez Rodas, Gisel Braun, Elizabet Barrios, Ángela Abente, Lidia Almada y el Dr. Nicolás Pérez; junto con la Lic. Analía Cheme, encargada de llevar adelante el servicio de Acompañamiento y Detección Temprana de Incidencias.